hablemos de la vida

sábado, 28 de abril de 2007

el hogar


El hogar es el centro de la vida humana y familiar. Ninguna relación entre hombres induce a ese intercambio cuerpo a cuerpo y a esa comunicación. Todos y cada uno de sus habitantes se cuecen en el aliento y el sabor de los otros, se acomodan y se prestan fervor mediante la proximidad. El amor y el rencor se alternan en los aniversarios, en los domingos importantes. Las rencillas se superponen al abrazo, los besos a los despechos, el perdón a no se sabe qué falta de comprensión.

La vida está en el hogar, se da con él y es en el exterior donde la vida no está asegurada. Sus habitantes han aprendido allí el habla y la interpretación de los ruidos, la valoración de las sombras. La vida y la muerte se doblan sobre el espejo del salón, se repiten en el armario y se eternizan sobre el decorado que proporciona la ventana. Una enciclopedia elemental se desprende de la luz de las lámparas, del fragor del frigorífico y la cisterna, de los pasos de la madre y la tos del padre que se acerca.

Los habitantes del hogar pueden decir de todo: la casa huele a carne, a hervidos, a tabaco, a verdura, a colonia. Pero también huele al llanto de los bebés, a sexo y a los ancianos.

En el hogar la olla sigue su curso, generación tras generación, matrimonio tras matrimonio. Macarrones con tomate, lentejas con chorizo, espaguetis carbonara. Cada amanecer es preciso seguir cocinando y cocinando para ligar sin grandes problemas los fragmentos del amor , aunque sólo sea una manera de convivir.

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posted by mensajero at 19:23

3 Comments:

no se si ver tu texto con optimismo o algo pesimista. El hogar está presente en la vida de todos, en él ocurren muchas historias alrededor de sus habitaciones sus habitantes hablan, sienten. padecen, discuten, pero eso es la vida, forma parte de la existencia de cada uno y a ella debemos de encontrarnos.
Un abrazo

29 de abril de 2007, 18:51  

Somos afortunados los que hemos vivido (aunque sea en parte) lo que describes.
Y sin olvidar que también hay otros mundos fuera del hogar, con más riesgo y menos calor, con más incertidumbre y lucha.
Uno y otros se complementan. A cierta edad buscamos los segundos, sin olvidar el primero.

29 de abril de 2007, 21:30  

Bueno es hablar de la vida, de las cosas que nos pasan, de los condimentos que enriquecen el día a día, sin dejarnos caer en lo gris de la monotonía.
Gracias por acompañar lo innombrable.

1 de mayo de 2007, 6:43  

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