hablemos de la vida

Etiquetas: vida, vivir

Escucha. Escucha. Aprende a escuchar. Descubramos la belleza de saber escuchar.
Vivimos rodeados de tanto ruido que nos ha absorbido, que nos ha poseído. Y además lo necesitamos para sentirnos vivos, para convencernos cada día de que estamos vivos.
Pero la verdadera Vida se expresa a través del silencio, y del sonido, que es la música del silencio.

Por ello, escuchar es ir más allá del ruido, es atravesar los límites, las fronteras, de lo conocido, de las palabras, de las imágenes, de los pensamientos. Nuestra mente es una amalgama de ruidos, nuestros pensamientos son creaciones de esos ruidos, nuestras conclusiones son el resultado de nuestras interpretaciones de los ruidos, y nuestras decisiones, por tanto, son más ruido que se suma al ruido.

¿Nos hemos parado alguna vez a pensar que no sabemos escuchar...?

Y no sólo al silencio que nos rodea y nos compenetra. Tampoco sabemos escucharte a ti, ni a los que te rodean, ni a los que dices que amas o a los que te resultan insoportables.

No sabemos escuchar al viento, ni al agua, ni a la respiración rítmica de la Tierra.

En realidad, no podemos hacerlo porque el ruido de nuestra mente no nos lo permite, porque nuestra mente traduce, interpreta, automáticamente todo y lo codifica según nuestro criterio, que tampoco es nuestro criterio, porque proviene del ruido, no de nuestras reflexiones internas, a solas, en silencio. Nosotros no escuchamos el sonido manifestándose a través de los elementos, pero tampoco escuchamos lo que trata de decirnos quien está a nuestro lado, sencillamente porque sólo nos importan nuestros razonamientos, no el significado de las palabras de quien nos habla, no la comprensión de lo que hay detrás de esas palabras.

En realidad, formamos parte de un mundo donde suena una interminable sinfonía de ruidos elaborados por compositores sordos.

¿Cómo puede haber entendimiento entre los seres humanos...? ¿Cómo puede existir una relación correcta entre ellos si no nos escuchamos...?

Hace falta silencio. Mucho silencio. Absoluto silencio.

Etiquetas: silencio

Se habla mucho de terrorismo domestico que con demasiada frecuencia aparece en los periódicos. Pero suele pasar desaparecido otro terrorismo, como si sus heridas fuesen invisibles a nuestros ojos. Me refiero a los maltratos psicológicos o los llamados acosos morales. No pensemos que son raros. Están a nuestro lado y forman parte de nuestro medio cotidiano. Los padres, los maridos, los novios, los compañeros de trabajo, los amigos, pueden destruir a una persona. Es tan sencillo como minusvalorarla, rechazarla, destruirla interiormente con comentarios despectivos, con gestos, con miradas. El agresor se ceba con gente de energía, sensibilidad y capacidades, como si su agresión le diese más categoría más poder. Y no podemos olvidar el papel de cómplice. Algunas veces lo contemplamos y no hacemos nada. Por miedo. O por el que dirán. Como si la vida de los demás no nos concerniese.

Etiquetas: acoso

Etiquetas: tiempo